Al nacer los niños no disponen de las defensas necesarias para combatir las infecciones y por ello son especialmente vulnerables. El organismo va creando sus defensas a medida que se padecen estas infecciones. Las vacunas, estimulan la formación de defensas o anticuerpos para proteger al organismo frente a las infecciones. Gracias a las vacunas, algunas enfermedades infecciosas de la infancia, muy frecuentes hasta hace poco tiempo y que en ocasiones tenían consecuencias muy graves, prácticamente han desaparecido hoy en día.
Sin lugar a duda el día de vacunar nuestros hijos sentimos una ansiedad generada por la preocupación del dolor o los efectos secundarios que puedan sentir. Sin embargo, este día debemos tomarlo con la mayor tranquilidad y con la mentalidad de proteger a los niños contra todo tipo de virus y bacterias que hay en el entorno. Aquí te dejamos unos concejos para que puedas tomar con total normalidad este día. 1) Antes de la vacunación: Es importante que lleves el carnet de vacunas, así puedes llevar un control de las vacunas administradas a tu hijo. Ten clara la importancia de las vacunas: recuerda siempre la importancia de las vacunas para tus hijos; Este proceso de vacunación debe comenzar a temprana edad, así disminuiremos el riesgo de infecciones de enfermedades graves, con el esquema de vacunación estamos protegiendo a los niños al menos de 14 diferentes enfermedades. Cuéntale con tranquilidad al niño el proceso de vacunación y la importancia de las mismas. Explícale que no hay problema si llora, pero que van a hacer valientes y se van a aplicar la vacuna y una vez terminen felicita al niño sin importar cual fue su reacción. Tranquilidad y serenidad: Sabemos que este momento te genera estrés y preocupación por el dolor que pueda sentir tu hijo, pero no debes amplificar esos sentimientos y transmitírselos al niño, pues tú eres el reflejo de la tranquilidad y aunque parezca muy inocente, tu bebé entiende a la perfección cuando te inquietas por algo. Así que procura mantener la calma. 2) Durante la vacunación: Una vez llegado el momento del pinchazo, se genera más tensión y ansiedad, debes mantenerte fuerte y tranquila, para transmitir la seguridad que tu niño necesita. Te recomendamos utilizar alguna de estas prácticas para tranquilizar al niño. Amamantar: al poner al niño junto el pecho de su madre y permitir alimentarlo, se produce un momento de satisfacción y calma, al mismo tiempo que lo distrae. Cántale una canción o búscale juego con el fin de distraerlo. Evita ponerle ropa ajustada o con muchos botones, mejor vístelo con brazos y piernas descubiertas así evitaras dolor e incomodidad. Mecerlo mientras le cantas o haces sonidos para distraerlo. 3) Luego de la vacunación: Tu hijo puede presentar algunos síntomas secundarios durante unas horas o días después de la vacunación como enrojecimiento o dolor en la zona donde se introdujo la aguja; esto hará que se pueda presentar llanto. Los primeros días puedes poner un pañito con hielo y esto ayudara a que se sienta mejor. El niño puede presentar fiebre moderada, dolor corporal, inapetencia como respuesta inmunitaria de su cuerpo. Es un momento de dolor, por la salud de nuestros hijos. Aunque parezca ser un día difícil, con una buena preparación y conocimiento del proceso de vacunación, estarás más tranquila. Sin duda la mejor solución que puedes brindarle durante este periodo de molestias es todo tu amor y muchos mimos. “Las vacunas es una de las mejores formas de mantener tu hijo saludable”